¿Qué pasaría si el gobierno de EE.UU. decide imponer un control total sobre las criptomonedas?
KYC obligatorio en cada plataforma, billeteras constantemente monitoreadas y cada transacción registrada, analizada y reportada en tiempo real.
Todo se justificaría bajo narrativas de “protección al consumidor”, “seguridad nacional” y “prevención del crimen financiero”.
Sin embargo, en ese proceso, la esencia de la
descentralización se iría erosionando poco a poco. La privacidad dejaría de ser un derecho y pasaría a ser una excepción. La autocustodia perdería sentido si cada movimiento necesita aprobación o supervisión.
En ese escenario, las criptomonedas dejarían de representar libertad financiera, soberanía individual y acceso sin permisos. Se convertirían en una versión digital del sistema tradicional: más eficiente, más rápida, pero igualmente controlada.
No sería el fin de las criptos…
sería su transformación silenciosa en otro sistema más, con tecnología nueva, pero con el mismo poder de siempre.

