Familia La noche avanzó inquieta: el mercado cripto no quiso dormir. Las velas subían y caían como si tuvieran vida propia, y cada gráfico vibraba con un ánimo distinto. En los chats nadie descansaba; todos atentos a esa danza impredecible que mantenía el corazón en alerta. Fue una noche agitada, una de esas donde el amanecer llega, pero la calma todavía no