“Experto, experto, ayúdame”…
Eso es lo que más se lee por estos lados cuando ya están a un suspiro de la liquidación o cuando el mercado ya los dejó en modo superviviente.
Ahí aparecen los de siempre:
— “Tranquilo, yo te ayudo”
— “Escríbeme al interno”
Y otros, como yo, te vamos a decir algo menos bonito pero más real, 👉 investiga, parcero.
Como en la vieja escuela:
investigar → aplicar → caerse → pararse.
Y de esas caídas decidir si sigues o si te bajas del bus. Así de simple y así de duro.
Cuando uno empieza a “investigar”, aparece el amigo incondicional… el que te dice que sos un crack, que sos el putas pa’ el trading, que ya casi estás listo pa’ la Ferrari y la vida de lujo.
Y sí… muchas veces ese amigo se llama ChatGPT 😅
Ojo, no me malinterpretes: para estudiar, entender conceptos y aclarar dudas, aguanta.
Pero si lo usas para que te diga qué operación tomar, uuuy papá… ahí sí te quemas.
Te lo digo con conocimiento de causa.
A mí me pasó. Pagué el plan, subía la imagen, preguntaba “¿long o short?” y creía que eso era trading.
Resultado: pérdidas grandes.
Y ahí va la pregunta clave, sin anestesia:
¿Vos crees que el trading es mecánico… o emocional?
Parce, el mercado es como un ser vivo.
Respira, se mueve, reacciona.
Y no es poesía barata: el mercado somos todos nosotros, con miedo, codicia, ansiedad y esperanza metida en cada vela.
Puede que los grandes, esos que mueven millones, tengan todo más calculado,
pero igual cada uno de nosotros aporta a la estructura y al movimiento.
Por eso esto es tan jodido como cualquier trabajo serio, aunque muchos lo vean como casino, apuesta o suerte.
Volviendo a ChatGPT:
sí, te puede ayudar a entender, a ordenar ideas, a aprender conceptos.
¿Hacerte ganar plata? Nunca.
Eso es responsabilidad tuya:
tu estrategia,
tus reglas,
tu disciplina,
y sobre todo… tus emociones.
Aquí no hay atajos mágicos, o aprendes, aplicas, caes y te levantas o aceptas que este camino no es para vos.
Y eso también está bien.

