La tormenta perfecta que nadie te cuenta
## 1. Qué pasó el 10 de octubre y por qué el mercado no levanta
El 10 de octubre de 2025 el mercado cripto vivió la mayor liquidación de su historia reciente: se esfumaron cerca de 400.000 millones de dólares en valor, con más de 19.000 millones liquidados en derivados y cerca de dos millones de cuentas forzadas a cerrar, muchas de ellas aún en beneficio minutos antes. El detonante visible fue una combinación explosiva: anuncios arancelarios de Donald Trump que reavivaron el miedo a una guerra comercial con China y un mercado sobreapalancado que no tenía liquidez suficiente para absorber la ola de ventas.[2][4][5][6]
A ese entorno se sumó un fallo puntual pero letal en la infraestructura: la stablecoin $USDe$USDE de Ethena se desvió hasta 0,65 dólares en Binance mientras seguía alrededor de 1 dólar en otros exchanges, lo que activó mecanismos de auto‑desapalancamiento (ADL) que liquidaron posiciones ganadoras en cascada. El resultado fue un “flash crash” que no sólo golpeó a las altcoins, con caídas del 40‑90%, sino que dejó a los principales market makers con agujeros relevantes en sus balances y obligados a reducir drásticamente riesgo y provisión de liquidez.[4][5][11][12][13][14]
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## 2. MSCI, MicroStrategy y la venta forzada que el mercado está descontando
La explicación de por qué el mercado no consigue rebotar con fuerza aparece días después: el mismo 10 de octubre MSCI abrió una consulta para reclasificar a las “Digital Asset Treasury Companies” (DATs), es decir, cotizadas cuya actividad central es mantener grandes reservas de cripto en balance. La duda clave es si estas empresas deben tratarse como “compañías operativas” o como vehículos similares a fondos; en el segundo caso, quedarían fuera de los grandes índices de renta variable y, por extensión, de los mandatos de inversión pasiva que obligan a mantenerlas en cartera.[15][16][17][18][19]
MicroStrategy es el caso más visible: acumula más de 600.000 Bitcoin, gran parte de su valor depende de ese activo y alrededor de 9.000 millones de su capitalización está en manos de vehículos pasivos que replican índices como Nasdaq 100, MSCI USA y MSCI World. JPMorgan estima que una exclusión por parte de MSCI podría forzar unas salidas automáticas de unos 2.800 millones de dólares sólo por ese proveedor de índices, y hasta 11.600 millones si otros benchmarks importantes siguen el mismo criterio. No es extraño que el precio de MicroStrategy haya caído mucho más que el de Bitcoin en los últimos meses y se haya convertido en un termómetro adelantado del estrés cripto.[18][19][20][21][22]
Michael Saylor ha defendido públicamente que Strategy (MicroStrategy) no es un fondo ni un trust, sino una empresa operativa con un negocio de software valorado en unos 500 millones de dólares y una estrategia de tesorería que usa Bitcoin como capital productivo. En 2025 la compañía ha emitido varias series de deuda y preferentes vinculadas a Bitcoin por más de 7.700 millones de valor nocional y sigue comprando BTC incluso en plena caída, lo que indica convicción de largo plazo sobre el activo más allá del riesgo de exclusión de índices. No obstante, el mercado ya descuenta parte del escenario adverso: una eventual decisión negativa de MSCI el 15 de enero de 2026 implicaría ventas forzadas adicionales, presión bajista sobre Bitcoin y prolongación del desapalancamiento.[19][22][23][24][18]
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## 3. Una FED “semi‑ciega” y el efecto sobre el apetito por riesgo
En paralelo, el entorno macro tampoco ayuda. El prolongado shutdown del gobierno estadounidense ha retrasado la publicación de estadísticas clave —como producción industrial y utilización de capacidad— y deja a la Reserva Federal sin una parte relevante de los datos que normalmente utiliza para calibrar la política monetaria antes de la reunión de diciembre. Las últimas minutas muestran a un comité dividido, con una parte inclinándose a mantener tipos estables hasta tener más visibilidad y otra abierta a un recorte si la desaceleración del empleo y la inflación lo justifican.[25][26][27][28][29][30]
En este contexto, el gobernador Stephen Miran ha señalado que la FED debería ser “dependiente del pronóstico y no sólo de los datos”, sugiriendo que apoyaría un recorte de 25 puntos básicos si su voto fuera decisivo, pese a que el dato completo de inflación de noviembre no estará disponible antes de la decisión. Esta mezcla de falta de datos, mensajes cruzados y posible giro dovish incrementa la volatilidad de tipos y del dólar, y refuerza la aversión al riesgo en activos apalancados y de alta beta como las criptomonedas, que ya han perdido más de un billón de dólares de capitalización desde los máximos del año.[1][5][8][31][32]
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## 4. Dónde encaja XRP en este nuevo régimen de mercado
Dentro de este entorno de desapalancamiento, riesgo de ventas forzadas por MSCI y una FED con visibilidad limitada, XRP destaca por una combinación poco habitual de presión de corto plazo y construcción estructural alcista. Por el lado negativo, el token ha sufrido fuertes caídas desde sus máximos recientes y cotiza en una zona técnica clave, con soportes relevantes en el área de 2–2,15 dólares y una estructura de tendencia que se ha debilitado tras perder niveles intermedios. Aun así, buena parte del volumen vendedor reciente proviene de liquidaciones y realizaciones de beneficio tras un rally previo, más que de un deterioro claro de sus fundamentales.[33][34][35][36][37]
Por el lado constructivo, las métricas on‑chain y de posicionamiento muestran una acumulación significativa por parte de grandes direcciones: distintos análisis estiman compras agregadas de ballenas por encima de los 500–600 millones de dólares en pocas semanas y una reducción drástica —de hasta el 80–90% en algunos exchanges— del saldo de XRP disponible en plataformas centralizadas. A esto se suma la aparición de nuevos ETF de XRP al contado y productos estructurados que han debutado con volúmenes diarios destacados, lo que sugiere un creciente interés institucional incluso en plena fase de corrección. Si esa demanda canalizada vía ETF se mantiene, podría absorber varios miles de millones de XRP al año y tensionar aún más una oferta flotante ya reducida.[38][39][40][41][42][43]
En resumen, el artículo puede presentar al lector la idea de que el crash de octubre no fue un episodio aislado sino el resultado de la confluencia entre un mercado sobreapalancado, un fallo de infraestructuras, el riesgo regulatorio implícito en la revisión de MSCI y una FED con menos visibilidad de la habitual. Frente a ese telón de fondo, la tesis de $XRP no depende tanto del corto plazo como de tres vectores: acumulación de grandes tenedores, compresión de la oferta en exchanges y entrada paulatina de capital institucional vía ETF y productos estructurados. Un texto de dos páginas puede cerrarse explicando que el desenlace de tres hitos —resolución del desapalancamiento cripto, decisión de MSCI sobre las DATs en enero y próximas decisiones de la FED— definirá si el actual miedo extremo se convierte en capitulación final… o en el punto de partida de la próxima fase alcista donde activos con esa combinación de narrativa y estructura de oferta, como XRP, pueden liderar el rebote.[5][32][39][40][41][2][4][18][25][38]